Hace una semanas de visita donde mis sobrinos los escuché hablando con unos vecinos, comentando de los nuevos juegos para sus teléfonos. Uno de ellos mencionó Fornite y el otro preguntó de qué se trataba; el primero no supo responderle más que era algo muy genial.

Semanas después encuentro a mis sobrinos y sus vecinos jugando en sus teléfonos, ya no al Minecraft sino que al Free Fire. Le pregunté a mi sobrino de qué trataba y de su respuesta pude conjeturar que era un Battle Royale.

Es increíble como este género ha crecido tanto en cuestión de un año, cuando el PlayerUnknown’s Battlegrounds (PUBG) apareció como early access en Steam. La idea es realmente simple; un gran grupo de gente es lanzada en paracaídas en una isla remota, se les provee armamento y suministros, el objetivo es ser el último con vida. Sí, hay una excelente novela y manga de los años noventa que popularizó este concepto.

El PUBG no fue el primer juego en aplicar este concepto pero fue el que lo lanzó a la fama, tanto así que han aparecido muchas copias de esta idea, tal y como se esperaría de un juego que engancha.

Actualmente Fornite es el más popular y ha obtenido mayores ingresos y jugadores, me deja perplejo lo rápido que cambian actualmente las tendencias de consumo y entretenimiento en estos tiempos.